Apostar en un casino físico o en línea es una actividad divertida. Sin embargo, el juego irresponsable causa problemas no sólo al propio jugador, sino también a su entorno familiar, laboral y social. Muchos estudios han concluido que la familia es la más afectada por los efectos inmediatos del juego compulsivo.
Está claro, sin lugar a dudas, que el juego descontrolado constituye una gran amenaza para la institución familiar. Si algún miembro de la familia tiene este problema, esto puede generar diversos problemas y conflictos dentro de la familia. Además del impacto económico, hay cada vez más casos de violencia doméstica y divorcio.
Desastre financiero
Cuando el juego ya no es sólo un juego y a las personas les resulta difícil controlar su impulso de apostar, los jugadores adictos son capaces de apostar casi cualquier cosa a su disposición para satisfacer su impulso. Esto puede ser desde ahorros financieros hasta activos materiales como casas y propiedades, de los que privan a su familia. Y cuanto más juegan como árbitro, mayores son las pérdidas.
Perdida de trabajo
Se espera que una persona que se hunde cada vez más en la adicción al juego no tenga capacidad para realizar un trabajo productivo. Sus interminables horas de juego, así como su mal humor psicológico por posibles pérdidas, afectan su comportamiento en el ámbito laboral, así como su rendimiento.
Aumento de casos de violencia doméstica
El juego excesivo se considera un factor de alto riesgo de violencia doméstica, al igual que el abuso de alcohol. Según estudios del American Research Council, entre el 25% y el 50% de los cónyuges de jugadores adictos han sufrido abuso físico. Además, la Comisión Estadounidense sobre los Efectos del Juego informa que el establecimiento de casinos en diversas áreas ha resultado en un aumento del comportamiento violento e indiferente dentro de la familia, lo que resulta en abuso o negligencia hacia cónyuges e hijos.
Aislamiento y alienación
Las personas con problemas de juego suelen aislarse de sus familias. La falta de capacidad del jugador para controlar sus impulsos, su incapacidad para soportar las decepciones y un posible aumento de la agresión perturban las relaciones entre los miembros de la familia, alejándolo emocional y físicamente de su familia.
Efectos psicológicos y emocionales
El juego puede provocar una falta de confianza entre los miembros de la familia y provocar graves efectos psicológicos y emocionales en los miembros de la familia. El consumo oculto del presupuesto familiar o las falsas promesas pueden destruir la confianza construida en una familia. El adicto al juego puede sentir culpa, vergüenza y desesperanza, mientras que otros pueden sentir resentimiento, frustración e inseguridad.
Aumento de divorcios
Si consideramos todo lo anterior, se explica por sí solo por qué la adicción al juego provoca un aumento de los divorcios. Según una encuesta realizada por la Comisión Estadounidense sobre los Efectos del Juego entre 400 jugadores adictos, el 28% de ellos estaban divorciados o separados, lo que está directamente relacionado con los problemas con el juego.
Es muy importante tratar el juego como un problema familiar y buscar ayuda profesional. El apoyo terapéutico y la participación en grupos de apoyo pueden ayudar tanto al adicto como a su familia a afrontar los efectos del juego y restablecer el equilibrio y el bienestar en sus relaciones familiares.